*Para hacer buttermilk mezclar 3/4 taza de leche con 1 cucharada de jugo de limón y dejar reposar 5 minutos.
En un bol, poner la harina, 3 cucharadas de azúcar, la ralladura de limón y mezclar. Agregar la mantequilla muy fría rallada e integrarla con ayuda de un tenedor. Debe quedar una mezcla arenosa con algunos trozos visibles de mantequilla.
Agregar los arándanos, mezclar, luego el buttermilk y revolver con un tenedor para hidratar toda la harina.
Transferir la masa a una superficie levemente enharinada y con las manos ir juntando los trozos arenosos y harina, tratando de unir la masa sin amasar. Si la masa está muy pegajosa es recomendable poner harina en las manos. Es muy útil una espátula para dar vuelta a la masa o despegarla de la superficie y enharinar la mesa mientras se realiza este proceso para que la masa no se pegue.
Hacer un disco y cortarlo en 8 cuñas iguales. Cubrir una placa para hornear con papel mantequilla, espolvorear con harina y colocar los scones separados unos de otros.
Precalentar el horno a 200°C.
Llevar la bandeja con los scones al congelador 10 minutos. Antes de meter al horno pincelar los scones con leche líquida y espolvorear con 2 cucharadas de azúcar morena.
Hornear por 20 minutos o hasta que los scones estén levemente dorados. Dejarlos enfriar sobre una rejilla. Servir tibios.