Esta versión no tradicional de la pizza hará que tus papilas gustativas exploten con este sabroso queso de cabra y frutillas marinadas en una vinagreta de balsámico blanco.
Para hacer la masa de pizza, en un bowl espolvoree la levadura y el azúcar sobre 1 taza de agua tibia; dejar reposar hasta que esté espumoso. Agregue 3 tazas de la harina, la sal y el aceite de oliva; mezcle la masa hasta que quede elástica y no esté pegajosa, agregando más harina si es necesario. Divida la masa en 4 porciones iguales. Refrigere, cubierto, hasta que sea necesario.
Para hacer la vinagreta balsámica blanca, en una cacerola pequeña, cocine a fuego lento el vinagre balsámico blanco hasta que se reduzca a 1 1/2 cucharadas. Batir en aceite de oliva virgen extra.
Para hacer la reducción de balsámico añejo, en una cacerola pequeña, cocine a fuego lento el vinagre balsámico añejo hasta que se reduzca aproximadamente a 4 cucharaditas.
Caliente el horno a 200ºC. En una superficie ligeramente enharinada, amase cada pieza de masa de pizza y forme círculos de 25 cms. Colocar en una bandeja para hornear; hornee en horno a 200ºC por 10 minutos o hasta que esté firme y ligeramente dorada. Unte las pizzas con el queso de cabra ablandado, dejando un borde de 1,5 cms. Mezcle las frutillas con la vinagreta balsámica blanca; coloque las frutillas de manera uniforme sobre el queso de cabra. Hornee 10 minutos más. Retirar del horno; esparcir el queso de cabra desmenuzado encima. Cubrir con a reducción de balsámica añejo; espolvorear con pimienta negra. Decorar las pizzas con hojas de rúcula y escarola.