Nov 05, 2018
El ejecutivo plantea que la diferenciación de arándanos chilenos debe venir por la renovación genética, la alta calidad, la apuesta por lo orgánico, y porque se consolide el gran número de exportadoras. Para esta temporada proyecta buenos precios, siempre que los chilenos sean responsables con la calidad. Innovación y tecnología son el sello de Hortifrut, exportadora responsable del 25% de la producción mundal de arándanos. Ahora suman la certificación como Empresa B, donde los énfasis se ponen en impacto económico, social y ambiental de una compañía en su entorno. Juan Ignacio Allende, su gerente general, sostiene que la certificación es por convicción aunque reconoce que también aporta desde lo comercial.
– ¿Certificarse como empresa B es una estrategia comercial?
«La certificación era importante para dar una hoja de ruta, una formalidad, pero todo lo que es sustentabilidad, y lo que la certificación para ser Empresa B analiza, nosotros ya lo teníamos.
Ahora, sin duda que en lo comercial también influye. La demanda por productos orgánicos está creciendo, porque existe una conciencia a nivel mundial de que el tema ambiental y de residuos es importante.
Pero, nosotros lo hacemos desde hace tiempo. Por ejemplo, el 85% de nuestra producción en Chile es orgánica, cuando las recomendaciones en general son de un 20 o un 25%. Hemos ido mucho más allá, porque el tema ambiental es lo que nos guía. Por lo mismoestamos trabajando muy fuerte en, por ejemplo, el tema de evitar los plásticos».
– ¿La industria chilena debiera también buscar esa certificación ?
«Es muy conocida en Estados Unidos y vemos que los supermercados la agradecen y la promueven, por lo tanto la recomendación para las empresas chilenas es que les va a ayudar tenerla. Pero es un tema que hay que creérselo, porque va más allá del medio ambiente. En Europa no tiene tanta difusión, pero se lo hemos explicado a algunos clientes y les gusta».
– ¿En China hay una demanda por orgánicos similar a la de otros países?
«Todavía es muy baja, pero en la medida en que lo empecemos a hacer, lo más probable es que alguien nos siga. Y creo que los consumidores, especialmente los jóvenes chinos, están preocupados de las mismas cosas. Hay una generación que se ha educado en Estados Unidos y tiene conceptos similares. Hay tierra fértil».
Perú, ¿un riesgo?
– ¿Qué justifica que se instalen en Perú, el principal competidor para la fruta chilena hoy?
«Cuando uno está en el mundo, ve que van a haber producciones de distintos orígenes que van a competir con Chile… Pero cuando tenemos una plataforma comercial que maneja toda esta fruta, se ordena y se puede administrar de una mejor forma que si fuésemos competidores. Por otro lado, si la fruta es lo suficientemente buena, al supermercado no le importan tanto los orígenes. Uno lo que tiene que hacer es ver cómo maneja las distintas procedencias de la mejor forma posible. Lo otro es que existen clientes que tienen distintos gustos».
– ¿Los peruanos son un riesgo para la fruticultura chilena?
«En algunos productos, como en la uva han hecho un trabajo notable y tienen condiciones excepcionales. Otra de sus ventajas es la escala. No plantan 100 hectáreas, sino 500, mil y dos mil. En ese sentido, sin duda que hay algunas especies que ya están afectadas, como la uva.
Hay otros que van a ser complementarios. Por, ejemplo la palta, conocemos y participamos de conversaciones de productores chilenos asociados con peruanos, y no solo conviven sino que se complementan bien porque se da en épocas distintas. En el tema de los cítricos, me da la sensación de que también podrían conversar.
En cerezas, independiente de que han tratado y van a seguir haciéndolo, creo que queda un tiempo para que encuentren variedades que se adapten a los climas de las zonas productivas de Perú».
– Con los arándanos se dijo lo mismo…
«Sí. Pero también hace mucho rato que en Chile estamos plantando arándanos en zonas como Vicuña, cosa que a las cerezas les ha costado una barbaridad, porque no alcanza a reunir la cantidad de horas frío que necesita. Va a llegar, pero no va a ser tan fácil.
– ¿Cómo tiene que enfrentar el productor chileno la competencia creciente en los mercados?
«La genética es sumamente importante. Como la industria peruana es más joven, igual la Argentina, en general partieron con mejor genética y la renovación en Chile ha sido más lenta. Segundo, lo orgánico también es una propiedad, que si bien es cierto se está produciendo en Perú, no creo que todavía se enfoque en las ventanas de producción de enero y febrero. Y tercero, seguir con el tema de los mercados.
También recomiendo que la industria se consolide y se globalice. No puede ser que tengamos 150 exportadores de arándanos. Un supermercado que recibe 150 llamados, ¿qué va a hacer? Le va a bajar el precio».
– ¿Qué tan buena será esta temporada para Chile?
«Lo que me dicen los agrónomos y las estadísticas es que podríamos venir con un poco menos de volumen. En términos de precio, viene bien, en la medida en que podamos mandar buena calidad. Y eso no siempre depende de nosotros, porque si llueve en enero y después hacen 40 grados y se repite varias veces, entonces… se complica.
Hay que ser muy responsables. Manteniendo la calidad vamos a seguir siendo respetados. Y afortunadamente hay en el país una industria de IQF que es más desarrollada que en el resto de los países y los precios han estado relativamente decentes; por lo tanto, lo más inteligente es que cuando la fruta no está apta hay que congelarla. Si tenemos un año relativamente normal, que ya no sabemos qué significa, debiéramos tener buenos precios. El mercado ya agarró un vuelo relativamente importante, y hoy los precios están buenos y se ve que la demanda sigue.